22 octubre 2009

La condición del ateo

¿Qué es ser ateo? ¿Puede alcanzar un sentido positivo la condición de ser ateo?

Ateo es el que niega la existencia de dios, afirma la RAE (http://bit.ly/4qsikr). Pero esta definición abre más dudas que certezas. Cosa esperable para una definición negativa: cuando yo afirmo que soy ateo, digo lo que no soy (no soy creyente), pero no explicito lo que soy. Es por eso que ser ateo puede implicar numerosas formas de ser. Parafraseando a Aristóteles: ser ateo se dice de muchas maneras.

Es por eso que no podemos quedarnos como meros negadores escépticos de la existencia de dios. Pero eso no significa que debemos contentarnos con formar parte de una pluralidad lineal de matices ateístas. De manera análoga a lo que hacía el Estagirita con respecto al "ser en tanto que ser" (investigando sobre cuál es la principal manera de predicar sobre éste), podríamos determinar el aspecto principal de "ser ateos en tanto que ateos", más allá de etiquetas secundarias que querramos ponernos.

Eso significa que hay que evaluar la práctica de quien dice ser ateo y que, a la vez, desea ser un integrante de avanzada en esta sociedad. Para ello no bastan discursos formalmente intachables, replicando argumentos religiosos. O textos incendiarios escritos por individuos que, a pesar de deslindar verbalmente con la religión organizada, en la realidad concreta concilian con los intereses de la misma, al no denunciar el transfondo económico y político del sistema que le da vida.

Consideremos que el ateo no forma parte de una clase social aparte entre los seres humanos, sino que también está sujeto a situaciones concretas y a ideologías concretas. Estas últimas pueden ser reaccionarias, conservadoras, reformistas o revolucionarias. A partir de ellas, el no-creyente interpreta el mundo y propone actuar sobre él.

Teniendo en cuenta lo expresado líneas arriba, ¿cuál es el aspecto principal de la condición atea, la que lleva en sí el futuro del ser-ateo? Por un lado, el nihilismo es simplista y jamás ha apuntado a desarrollos. De otro lado, los críticos de las instituciones eclesiásticas han dado su mayor aporte en la época de la Ilustración, pero su activismo es limitado en la actualidad en una sociedad en franco proceso de secularización. Es por ello que habría que postular un ateísmo radical, que contribuya a la socialización de un pensamiento liberador, que cumpla con el programa heroico de gestar valores nuevos dentro de una posible sociedad nueva.

Pero, ¿cómo sería ese ateísmo radical? Esa es ya otra pregunta. Aún mi reflexión es algo inmadura para responder esta pregunta, sin caer en subjetivismo. Sólo podría deslizar una idea inspirada en un pensamiento de Mariátegui: no seremos forjadores de un mundo mejor por ser meramente ateos, sino que somos ateos porque queremos ser forjadores de un mundo mejor.

10 octubre 2009

Sobre el aborto y la eutanasia

El objetivo de este texto es desarrollar una posición no-teísta sobre el aborto y la eutanasia, a propósito de los proyectos de ley de despenalización parcial de estas prácticas en el Perú. Quisiera reflexionar, independientemente de falacias eclesiásticas, sobre el tema.

1. Considero que la piedra angular de la problemática sobre el aborto y la eutanasia es la concepción filosófica que tengamos sobre la vida, en especial la vida humana. Obviamente, no podemos partir de fundamentos sobrenaturales, sino de la ciencia y filosofía materialistas. La vida es fruto de un largo proceso de evolución desde seres inferiores o, en todo caso, desde seres tan materiales como nosotros.

Así, proceder por dar un valor a priori a todas las formas de vida (sacralizarla, a la manera cristiana, e incluso hasta nietzscheana) me parece apresurado y errado. Hay que tener en cuenta que nuestra vida se forja en el marco de relaciones sociales complejas, en la práctica social, y que en ese sentido no hay innatismos que defender. Es necia la manera en que hacen ello los altos representantes de la jerarquía católica.

La realización (o degradación) humana se da en un proceso de desarrollo dialéctico, de carácter natural y social, principalmente social. Es por eso que cualquier proyecto de elevación de la espiritualidad humana está directamente vinculado con proyectos de transformación del mundo concreto de los seres humanos, de su estructura económica y de su superestructura ideo-política.

En ese sentido, la vida de la persona que vive de su trabajo, de la persona que produce los medios materiales y espirituales de existencia social, vale más que la de una persona que vive del producto del trabajo ajeno. Sin embargo, y paradójicamente, nos encontramos con que, en la práctica, los creadores de la riqueza social se ven humillados por la explotación y la alienación. Por lo tanto, la explotación y la alienación del ser humano productor en la sociedad actual es la contradicción principal, en la que, considero, hay que enfatizar al momento de considerar un pronunciamiento que despliegue la posición sobre el aborto y la eutanasia.

2. Opino que, ya de manera más específica, hay la necesidad de desarrollar una concepción de las relaciones entre géneros. La dupla varón-mujer es, a todas vistas, generadora de toda una serie de contradicciones, secundarias pero importantes, en la sociedad. La Iglesia Católica (y los grupos de poder a los que sirve) enfatiza en el aspecto masculino de la contradicción de géneros, en el interés de producir descendencia dentro de una sociedad infestada de machismo, donde la mujer debe asumir roles solamente domésticos, y no puede decidir sobre su propia vida. Es por eso que se realza la fecundidad como fuente de justificación y endiosamiento del estado actual de cosas, y no como promotora de una sociedad libre y auténtica, formadora de mejores seres humanos.

En consecuencia: mediante la cosificación de la mujer, el varón, afectado psiquiátricamente por la opresión del trabajo alienante, trata infructuosamente de superar su existencia degradada y/o lumpenizada. Pero, con ésto, sólo consigue aliviar temporalmente sus angustias... en el ámbito de la imaginación, con el agravante de que, en dichos actos de sometimiento inter-genérico, transmite la huella de su miseria espiritual a otro ser humano. En ese sentido, las mujeres son "domesticadas", a la manera en que se domestica a un animal, y estan deben asumir la "alta misión" de engendrar hijos cuya educación, en última instancia, no le competerá a ella, ni siquiera al padre, sino a los mecanismos de reproducción del sistema (léase medios de comunicación y propaganda capitalistas). Es ello lo que se denomina la doble alienación de la mujer: oprimida en la casa (donde no sólo recibe el abuso del marido, sino hasta de los propios hijos) y también en el trabajo (donde a la presión de producir sin descanso se auna el posible acoso sexual del patrón).

3. ¿Qué significa entonces, dentro de la lógica del asunto que estamos tratando, el afán por prohibir la eutanasia? Pienso que, en el hecho de impedir el derecho a decidir sobre la muerte individual, existe una estrategia de las jerarquías religiosas, vinculadas como están a los grupos de poder, para poder sellar el círculo de sostenimiento del sistema. Según éstas, pues, la vida sólo se entrega si es un hecho deseado por "los dioses" (de ahí la exaltación del martirologio cristiano, empezando por el mismo supuesto fundador de esa religión), pero, si corresponde a un deseo individual, es algo condenable. Y ¿qué decir si la vida se entrega en pro de un ideal colectivo o revolucionario? Esto sería, para los promotores del teísmo, una peligrosa invitación al "desorden" y "caos" social. Por eso algunos todavía se atreven a sostener la doctrina de Tomás de Aquino, según la cual, en algunos casos es legítimo cometer asesinatos selectivos, "en bien de la sociedad". No es necesario ser muy perspicaz para vislumbrar en qué casos y a quiénes la Iglesia pediría eliminar de facto.

Tengamos en cuenta, además, que en una sociedad donde se permite a las personas darse muerte a sí mismas (por razones individuales o colectivas), ¿por qué no avanzar en la legalización de la práctica del aborto, si tiene el mismo carácter de decisión personal? Para las sectas religiosas, la permisividad hacia la eu-tanasia (que para ellos sería dis-tanasia, por la valoración negativa que le atribuyen), abriría una caja de Pandora, o sea (para ellos), un abanico de males para su propia subsistencia como institución, y de su misión encubridora de las contradicciones principales dentro de la sociedad. Su "culto a la vida" está vinculada a la subsistencia del sistema actual, por ello toda propuesta de autonomización de los individuos, en el marco de una sociedad semifeudal, crearía elementos necesarios para el cuestionamiento de la importancia de la religión dentro de la sociedad, y el reconocimiento de su función social de "opio del pueblo", o sea, encubridora de las causas de la violencia estructural y de la escandalosa brecha entre pobres y ricos.

4. Entonces tenemos una razón para comprender por qué, según algunos representantes de la Iglesia, "la defensa de la vida no es sólo cuestión de religión, sino de ética, de dignidad, de derechos humanos y de civilización". Hay una falacia de énfasis en esta tesis: bajo el justiciero manto de la defensa de seres por nacer, no se critica cómo es que muchísimas personas nacen condenadas a la miseria, y bajo la filantrópica propuesta de defender la vida de los enfermos graves (incluso en contra de su propia voluntad), se oculta cómo muchos individuos no esperarían una grave enfermedad para acabar con sus vidas, si es que se borrase toda posibilidad de construir con esfuerzo una sociedad mejor. Aparentemente, ir contra la posición eclesiástica en torno al aborto y la eutanasia es "defender la muerte". Tal vez sea así, si se trata de apostar por la muerte de la injusticia social.

En conclusión, el aborto y la eutanasia, si bien son temas que hacen alusión a contradicciones secundarias en la sociedad (que no deben hacer olvidar los problemas prioritarios de la humanidad, vinculados a la lucha contra la explotación del hombre contra el hombre), constituyen valiosas banderas de lucha contra el oscurantismo ideológico.

Me allano completamente a las críticas constructivas sobre estas reflexiones.