18 noviembre 2014

El sentido de la vida

Escribir sobre este tema es particularmente complicado. Desde perspectivas existencialistas, cristianas, ilustradas o simplemente pragmáticas, muchos pensadores han escrito sobre el tema, a un nivel abrumador. Sin embargo, daré mi perspectiva.

La vida trasciende al hombre. Eso que nosotros poseemos no es más que un modo de vivir, que a su vez es sólo un modo de la existencia. Si a eso añadimos que las vidas humanas responden a un contexto histórico social, tenemos entonces que la vida tiene muchos sentidos. Es decir, muchos caminos hay en la vida, la idea es animarse a recorrer alguno.

¿Qué camino ha seguido la humanidad en general? Pues un camino de destrucción, conflictividad mediocremente tratada y de mucha indiferencia por el destino de los demás. El egoísmo y el "amor propio" (mal entendido y peor aplicado) nos tiene a los seres humanos de las diversas culturas en jaque, sin demasiadas opciones de enmendar el rumbo.

Otro elemento a considerar es el estado de las tradiciones que seguimos. En nuestro contexto, afectados por el espiritualismo absoluto y el materialismo vulgar, nos posicionamos en extremos peligrosos. Es necesario disuadir a las personas del alejamiento de la vida de la carne, y del apego morboso por lo material. Ni el ascetismo ni la posesividad le están haciendo bien al conjunto de la humanidad. El desprecio por los instintos y por las personas son nidos desde los que se incuban los más grandes delitos de lesa humanidad.

En suma, si queremos definir un sentido universal de la vida (a pesar de las diferencias y los contextos alternos), esto pasa por la coordinación de esfuerzos entre los seres humanos, pasa por hacer de este mundo uno donde prime el amor a la propia naturaleza y el respeto a las personas de manera radical. Sin ello, no hay sociedad moderna, y sin sociedad moderna, no hay futuro para el hombre. Y la vida, mientras tanto, será absurda.