03 enero 2008

Cortinas de humo

Me sorprende que nuevamente vuelvan a salir por los medios, ávidos de tapar la reciente subida de precios de los productos de la canasta básica, el viejo cuco del terrorismo. Supuestamente, en algunos colegios se imparte el marxismo. Eso es lo que ha "denunciado" un diario local de derechas. "Por lo tanto -razonan descocadamente algunos periodistas- nuevamente se está promoviendo la violencia subversiva entre los niños". Horror.

Son tontas, tremendamente tontas las maneras de razonar de la derecha. Una ideología netamente excluyente, promotora de un pensamiento único embrutecedor, incapaz de mirar más allá del propio ombligo pudiente.

En realidad, ninguna propuesta de pensamiento único es aceptable. La ciencia es ciencia, más allá de etiquetas. Pero si en algún colegio se tematiza la realidad, y coincidentemente los planteamientos convergen con los del marxismo y su metodología, ¿qué con ello? Mientras no se encubra la realidad, los maestros siempre harán un gran servicio al pueblo, utilizando todos los recursos científicos para comprender y transformar el mundo.

Hace algunos meses, se hacía un cargamontón con la visita de la actriz norteamericana Cameron Díaz al Cusco, por el solo hecho de llevar un bolso que llevaba una estrella y caracteres chinos con la popular frase maoísta: "servir al pueblo...". Al día siguiente los medios empapelaban los kioskos: "se hiere la susceptibilidad de los peruanos", por el "censurable acto" de aludir indirectamente a la guerra interna de los ochentas. La pobre actriz no tuvo más remedio, en su ignorancia de nuestro pasado reciente, que pedir perdón, sin saber muy bien por qué.

Y hoy día sale el máximo dirigente del SUTEP diciendo "hay que ser ciegos para no reconocer que en el magisterio hay posiciones extremistas". Además (y esto se vió en un canal de cable), mostró supuestos documentos de asistencia de los maestros denunciados, argumentando que ellos, en realidad, habían dictado clases comunes y corrientes (del tipo "las cuatro estaciones del año"). Desmentida innecesaria.

¿Por qué seguirle el juego a oportunistas y creadores de angustias, legitimando implícitamente su mentalidad conservadora? Se ha hecho de sentido común el asumir como sinónimos terrorismo y marxismo. Por ejemplo, un obrero que en su indignación reclama por el abuso de sus patrones es, "indudablemente", un cómplice de los "terroristas que quieren liquidar al pueblo peruano". Falacia evidente.

Ese sentido común ha sido asumido por aquel dirigente del SUTEP, él ha caido en la trampa. Por eso su afán por deslindar con la enseñanza del marxismo en la escuela.

La obra de una pedagogía liberadora es transformar el sentido común, luchar contra la marea mediática que niega que otro mundo es posible, y no caer en el juego de alinearse con los que promueven cortinas de humo, resignándose a impartir discursos conformistas.

Sobre todo, hay que superar la concepción de que la ciencia es imparcial y neutral. Somos parciales, porque estamos a favor de un cambio de la realidad de manera científica. No nos conformamos con el orden social presente, pero tampoco recurrimos a métodos anarquistas e improvisados. No nos pudrimos en el establecimiento, pero tampoco fungimos de alquimistas. No nos horrorizamos de las contradicciones de nuestra sociedad, más bien buscamos superarlas y elevar las estructuras a un nuevo nivel de desarrollo. Pero tampoco vivimos de buenas intenciones...

Es bueno comprender el mundo, pero sobre todo hay que transformarlo. Además, sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario. Estas son verdades clásicamente planteadas por pensadores marxistas. Si son verdades (por innumerables razones), entonces no veo problema en asumirlas. Asumo algunas verdades descubiertas siguiendo el método marxista. ¿Soy terrorista? ¡Ja!