03 febrero 2009

Bolivia: Estado burgués, nacionalista e indigenista


Ya es oficial. Al 100% de las actas computadas, la nueva Constitución en Bolivia, según la Corte Nacional Electoral de ese país, ha sido aprobada con el 61,43% de los votos. Paralelamente, se elimina el latifundio superior a las cinco mil hectáreas de superficie, cuestión sancionada por los electores con un aplastante 80,65% de votos.

La democracia representativa tiene sus bemoles y complejidades. El aparato del Estado burgués, ya sea imperialista o nacionalista, debe hacer muchos esfuerzos para contar con la aquiescencia del pueblo. En este caso, el proceso electoral boliviano, desarrollado el último 25 de enero, ha tenido como consecuencia la sanción de una Carta Magna nacionalista e indigenista.

Sin embargo, el régimen de la propiedad privada sigue viéndose como una necesidad en este texto. Lo cual hace problemático denominar "socialista" al carácter de la política del Estado boliviano.

Evo Morales, nadie lo puede negar, es un político carismático. Sus raíces campesinas, sin embargo, no lo hacen inmune a las críticas de quienes consideramos que, mientras no siente las bases para que el régimen de la plusvalía sea desactivado, no pasará de ser un líder populista.

Es de esperarse que la política interna de nuestro vecino país consolide una dinámica distinta a la que ha tenido en las últimas décadas, y que ya viene ensayando desde hace unos años. Por su parte, los pueblos deben aprovechar los espacios que les brinda la legalidad opresora para avanzar en la consecución de sus intereses objetivos, pero sin caer en la línea de los dirigentes que quieren reducirlo todo a legalismos o a cuestiones de ánforas.

En toda Latinoamérica es necesario barrer con los intereses de las oligarquías, y hacer lucha abierta contra ellas, tanto en el frente político como cultural. Pero, en cuanto se consiga el objetivo inmediato, nuevos frentes de lucha deben abrirse. Ni las masas, ni los cuadros proletarios organizados, podrían contentarse con lo que sólo representa el inicio de un proceso. Hay que planificar, contra lo que piensan los hayistas, una transformación continua en todos los espacios y tiempos.

5 comentario(s):

Anónimo dijo...
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Francisco Ramos dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Es natural, señor Ramos, que usted tenga que seguir la línea ideológica que la ¿institución? en que labora se empeña en prolongar neciamente. Veo con horror cómo incluso a personas con cierto talento como usted ese centro mediocre de adoctrinamiento ha logrado transformar en mala forma. Aunque está usted aún a tiempo. Desvincúlese de ese grupete de fanáticos resentidos y trate de seguir otros senderos que sean distintos -muy distintos- de aquellos que en ese antro de seudoenseñanza se pretenden seguir. Que la necesidad (que a todos nos acosa) no lo lleve a usted a empeñar su pensamiento.
Aduni: ni siquiera podría poner aquí un baldón; y no porque no lo tenga a pedir de boca, sino porque ninguno de los que se me ocurren reflejan cabalmente la indignación que siento cuando ese nombrecito se me pone al frente. Aduni... ¡Hay de todo en esta viña del señor!

Francisco Ramos dijo...

Señor Anónimo II:

Por el tenor de su comentario, infiero que no es el bárbaro que lanzó sus piedras farisaicas al inicio. Por el contrario, muestra sus desagrados con ecuanimidad y -como a Ud. le gusta decir- con mayor "naturalidad". Pero, como comprenderá, eso no lo hace inmune a la crítica.

Disculpe, pero la Aduni -una institución que tiene tanta acogida entre la juventud preuniversitaria- no merece los calificativos que Ud. alegremente suelta. Mucho menos si estos están mediados por el consabido asco que, entre ciertos sectores de la sociedad, despiertan los proyectos para llevar una educación científica hacia los sectores populares.

Y eso lo digo, independientemente de que labore en esa institución. Yo soy un ave de paso en la misma, pero no puedo dejar de reconocer que en ella vengo encontrando condiciones para proseguir mi búsqueda de la verdad, que llevo realizando desde hace años. Y es en la Aduni donde he logrado recuperar, como decía Nietzsche, el "sentido de la tierra". En líneas generales, y muy a pesar de sus dificultades, esta organización intenta elaborar para sus integrantes (y para los grupos mayoritarios de la sociedad) una propuesta educativa liberadora y desalienante.

Por ello, no puedo menos que replicar a su indignación (y a sus "baldones" implícitos) con un llamado a la reflexión. Fíjese: usted parte de (pre)juicios generales sobre aquella institución para, a partir de ellos, calificar y enlodar a cada individuo que pertenece a la misma. ¿Se da cuenta? Eso es una típica falacia de división, muy racionalista, muy burguesa.

Sirva esta crítica para recordarle a Ud., sea quien sea, que el fanatismo y el resentimiento navegan por otros lados de la brújula. Le sugiero que apunte sus críticas un poquito más al este: hacia la derecha. Es lo que trato de plantear cuando, en mi artículo sobre el proceso boliviano, escribo: "es necesario barrer con los intereses de las oligarquías, y hacer lucha abierta contra ellas, tanto en el frente político como cultural".

Gracias por su comentario, pero le ruego mayor objetividad para su próxima intervención.

Francisco Ramos dijo...

Debo reconocer que mi respuesta hecha al primer anónimo no fue hecha en la mejor de las actitudes, sino más bien al calor de la indignación que provocó tantas acusaciones falsas juntas. Y por ello, había mucha ambigüedad en los enunciados, sobre todo en las que se hacía referencia a las discrepancias que mantengo en la actualidad con los docentes aludidos.

Es por eso que he eliminado mi respuesta, y dejo la referencia de esa eliminación como constancia de lo que anoto aquí.

Considero que esos comentarios anónimos solo tienen el interés de socavar todo intento por mejorar las condiciones de desarrollo de la filosofía en la Universidad, sobre todo una vinculada a los intereses de la clase trabajadora. Si se considera que atacando a un individuo, y sus errores de apreciación del pasado (y del presente), se logran "solucionar" ciertos problemas estructurales, ello muestra una gruesa falencia metafísica de transfondo, y una concreta ambición oportunista.

Dejaré, sin embargo, que la gente se "exprese" de la manera que mejor les parezca, aun cuando sea con la vía autorrefutadora de los anónimos. No seré yo quien ejerza la actitud del "iluminado" que cree que las frases se atacan con más frases. Las calumnias las aclararé en la práctica.