18 febrero 2009

Venezuela y la consolidación del "proyecto bolivariano"


El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ha logrado persuadir al 54,86% de los ciudadanos de esta nación sudamericana en su propuesta de reforma de la Constitución, de tal manera que posibilite que las autoridades vigentes sean reelegidas continuamente, al permitirles participar constantemente de los procesos electorales. Ello se desprende del informe oficial del Consejo Nacional Electoral de aquel país, en torno al referéndum del domingo 15 de febrero de 2009.

En Venezuela, como en Bolivia, impera un nacionalismo que no deslinda con la fuente de la explotación del hombre por el hombre: la propiedad privada sobre los medios de producción. Lo cual no implica que, cegado por una posición nihilista, desconozca los avances que representa todo proceso político de interés popular. Y en el país de Bolívar los cambios se están dando a pasos galopantes, lo cual genera condiciones para una mejor organización y empoderamiento de la clase proletaria.

Hoy en día, el llamado "proyecto bolivariano" (denominado también "Socialismo del Siglo XXI") se viene consolidando, barriendo con las formas tradicionales de hacer política dentro del sistema político venezolano. La burguesía intermediaria (a cuyo favor están plegados casi todos los medios comunicacionales) ha perdido la hegemonía frente a la burguesía nacional. Y ésta, bajo la dirección de Hugo Chávez, consolida sus aspiraciones geopolíticas de unificar a Indoamérica, y desarrollarla como potencia mundial.

Pero hay dificultades en este devenir. El plan de las "tres R" (revisión, rectificación e reimpulso revolucionario) anunciado por el PSUV no está muy claro en su sentido económico, y quedan dudas sobre si la actual crisis va a permitir seguir sustentando las políticas asistencialistas del Estado Benefactor que ha sido legitimado por el pueblo venezolano.

El pueblo llanero necesita, urgentemente, una mayor orientación y dirección por parte de sus mejores hijos. Chávez no es eterno y, si bien la gente está ahorita encandilada con sus dotes oratorias y su vocación nacionalista, las auténticas revoluciones necesitan mucho más que la elocuencia de un individuo.

Con todo, algo es muy cierto: una creciente politización de las masas es indicador de un desarrollo notable en la organización de las mismas. La politización implica la movilización social, una de las formas más elevada de la práctica social. Y la práctica social es fuente de verdad, manantial de enseñanzas para el pueblo trabajador.

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