22 octubre 2013

Autobiografía intelectual: ¿qué necesidad hay de retomar el género autorreferencial?


Retomo esta biografía intelectual, despejados los fantasmas de una censura que en estos tiempos (de supuesta apertura) no tiene sentido.

Y es que considero que toda época necesita émulos de Agustín de Hipona. No por la ideología (el cristianismo es un asco), sino por la actitud de defender apasionadamente la nueva posición que uno abraza, cual Mariátegui, de modo convicto y confeso. Ayer fue el catolicismo, hoy es el socialismo.

Agustín de Hipona dejó el maniqueísmo para abrazar el catolicismo, y lo hizo con la intención de servir a la Iglesia de todo corazón. Y lo hizo arrepintíendose de sus elecciones pasadas, afianzándose en la elección del presente. Asumió que sin establecer una contradicción tajante, no se puede avanzar.

Yo no soy Agustín, no soy ningún arrepentido, ni tampoco me golpearé el pecho. Mi pasado es católico, y lo disfruté. Sin embargo, las nuevas circunstancias me obligan, por cuestión de principios, a liquidar teóricamente ese pasado. Hoy soy socialista, quiero servir al pueblo de todo corazón, sin mediaciones sobrenaturales, y percibo los errores del ser católico. Percibo sus hipocresías y desencaminamientos. Sus falsas esperanzas y el hecho de que ayudé a difundirlas y a promover la alienación de las gentes.

En aquel contexto, mi objetivo era bienintencionado (de la misma materia de la que, como dice el viejo dicho, está empedrado el infierno). Incluso en algunos momentos me aproximé al liberacionismo, amor compasivo y evangélico por los pobres. Pero ya sabemos lo que dicen Marx y Nietzsche sobre la perspectiva misericordiosa...

Me quedé en mi etapa escolar, de la primaria y secundaria. Es necesario reflexionar sobre mis reflexiones de la adolescencia post-escolar, es decir, mi nivel preuniversitario. Eso haré en el próximo post.